Laura es una jovencita de buena familia. Vive en un castillo, al cuidado de sus dos criadas: La Fontaine y Perrodon. Desde pequeña siempre ha sido afectada por pesadillas. Incluso ha tenido algunas alucinaciones y hasta ha llegado a sentir la presencia de otra persona, estando a solas. Sus frecuentes pesadillas le han otorgado un temperamento solitario. Laura es una jovencita nerviosa, asustadiza y solitaria.
Laura y su padre son testigos de un accidente en carro, ocurrido en las proximidades del castillo. Al acercarse a prestar ayuda, una mujer les explica que ella debe continuar con su ruta de manera urgente y les solicita si serían capaces de cuidar de su hija Carmilla, mientras tanto. Promete que la jovencita no les causará problemas y que regresará por ella tan pronto como le sea posible. El padre de Laura acepta, pues supone que le hará bien algo de compañía a su hija, sobre todo después del accidente que ha sufrido la hija del general Spielsdorf, que le quitó a Laura la posibilidad de gozar de su amistad.
A medida que van entrando en confianza, crece la simpatía de Laura por Carmilla. Una simpatía que progresivamente va transformándose en una obsesión, un encanto irresistible. La belleza de Carmilla es deslumbrante. Su personalidad tiende a ser introspectiva, se muestra educada y bastante tímida aunque tiene unas costumbres insólitas como la de dormir hasta mediodía, o encerrarse en su habitación con llave. No obstante, es capaz de confiar en Laura y la confianza es mutua. Mientras pasan tiempo juntas, el amor entre ellas se confirma e intensifica.
Una serie de sucesos inexplicables acontecidos en las proximidades del castillo, alimentan extraños rumores sobre sucesos paranormales. Laura sufre pesadillas intensas de manera persistente. Se siente histérica y su angustia es contagiosa. En una ocasión, Laura tiene una visión de Carmilla bañada en sangre. Asustada por su pesadilla, quiere corroborar el estado de su amiga, en mitad de la noche. Sin embargo cuando se acerca hasta su habitación, no consigue dar con ella.
Asustada y nerviosa, despierta a los criados, que inician inmediatamente una búsqueda de Carmilla por todo el castillo. La búsqueda se prolonga hasta el amanecer. Finalmente, Carmilla emerge desde la profundidad de alguna de las tantas habitaciones del inmenso castillo. Confiesa no recordar lo que ha sucedido. El padre de Laura supone que todo debe tratarse de un episodio desafortunado de desencuentro, causado por un posible sonambulismo que seguramente afecta a Carmilla.
Un día consiguen entrevistarse con el general Spielsdorf, quien les relata lo que ha sufrido por su hija. La historia que les cuenta es inquietantemente similar a lo que les sucede en su propia vida. La hija de Spielsdorf también conoció a una joven en circunstancias casuales y también estaba asolada por extrañas pesadillas. El general Spielsdorf sostiene que esa jovencita es, en realidad, un vampiro y que la única manera de acabar con ese ser sobrenatural es profanando el ataúd en el que duerme y cortando su cabeza.
En la búsqueda de esa cripta, en donde descansa la criatura, se afanan. Las pistas les llevan hasta el Barón Vorderburg, con quien comparten el interés por el demonio. El Barón ha estado investigando el asunto detenidamente. Con su ayuda, consiguen llegar a la cripta y matar al demonio. La historia es relatada por Laura que está lejos de sentirse aliviada. Aunque sabe que Carmilla era un demonio, no puede obviar el hecho de que se sentía fascinada por ella. Laura estaba enamorada de Carmilla y sufre su pérdida de manera intensa y dolorosa.
Laura no puede evitar sentir nostalgia por Carmilla. Su recuerdo permanecerá a su lado por siempre. Un recuerdo que le causará tanto terror como deseo.
Fuente: El Blog del Librero Humanoide